Los azulejos nadan en el cielo
Las nubes flotan en el cielo
a la deriva
las gaviotas y alcatraces
se zambullen en el cielo.

El cielo
océano de escasa densidad
donde navegan los ángeles
en sus estrellas navieras
iluminando las noches.

Aquí abajo
el cemento y la cabilla
y el asfalto por encima del cemento
Aquí abajo
las máscaras y caretas de la vida
y el instante que se fuga y desdibuja
el instante que nos rige y que nos ruge
y otra tímida arruga asomando implacable
Aquí abajo está el humo de colillas en los bares
está el humo de las fábricas usuales
está el humo de los autos y los coches

Aquí abajo está el humo que se vuelve irrespirable
Los verdores se grisean raudamente
las verdades enmudecen sigilosas
y no queda más que llantos
e impotencia y vacuedad
y una torpe apatía que, cargosa,
nos enfrenta en una afrenta irreparable.

El cielo
océano de escasa densidad
que cobija nuestros sueños olvidados
reviviendo la esperanza de inocentes
en esta gema azul en que orbitamos.