Pídeme la luna
te regalo el sol
que del río traigo
un nuevo tambor.

De los bosques salen
los más bellos cantos
que he aprendido
con un gran compás.

Hablara del cielo
y de las estrellas
de los niños pobres
y las madres tiernas.

Cantará a los prados
y al lindo jazmín,
a tus labios rojos
de puro rubí.

En el llano plano de mística sonrisa
donde el triste canto
en tu imagen vibra,
hallare el silencio
del juglar que busca
el trágico encanto
de una fruta roja.

Y al margen del agua
encontrare el silencio
de la insípida fuga
de tus labios idos.

Donde el adiós es fuerte
como el alma intrépida
al cruzar el lago
del triste delirio.