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Siente
prose [ ]
Sentimientos

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by [Pernelle ]

2007-12-26  | [This text should be read in espanol]    | 



Siente, siente el amor.

Comienza con una especie de calor sobre el pecho y en el interior del vientre. Es protector. Ofrece y da refugio. Confiere poder.

Siente c贸mo va abrazando a la persona, abraza el coraz贸n, abraza el cuerpo, abraza la mente, abraza los latidos del motor que lleva a cada latido toda una vida, abraza las palabras, abraza los sue帽os. Va dirigiendo la mirada, da un aire nuevo a la existencia. De repente nada es imposible y la realidad se rompe, aunque intenta sobrevivir y cada vez que los ojos se colocan ante el espejo muestran a uno mismo en su miseria. Pero el amor lo soluciona todo, la ilusi贸n tiene una fuerza poderosa que hace que todo tenga 谩nimo y todo salga adelante. De repente el problema f铆sico no existe o se puede combatir con paciencia y con constancia. Siente c贸mo la efervescencia va abarcando cualquier hueco que quede de espacio en el f铆sico, en las venas y arterias, en los recovecos entre neuronas. Se introduce en la sangre, pasa por todo el cuerpo, alimenta impulsos el茅ctricos, llena el est贸mago y no es necesario comer, llena la mente y no es necesario leer, llena el esp铆ritu y no es necesario sentir. Se necesita dar hacia los dem谩s de tant铆simo contenido que invierte, que logra llenar el alma.
Se hace la persona maga, agorera, vidente, fil贸sofa, m煤sico, poeta, matem谩tico, cient铆fico, historiador, todo a la vez. Los sentidos se llenan de percepciones y est铆mulos, hay una compatibilidad completa con el resto de los seres, de la existencia. Se produce un cambio hormonal de tal magnitud que si se pudiera reflexionar un poco en esos momentos, se notar铆a el ensue帽o de la vida como se refleja el ensue帽o del amor en quienes no pasan por dicho estado.
En esos momentos es cuando se deja constancia de que nadie puede percibir la realidad pura y dura porque no hay ning煤n cerebro standard que perciba las cosas en su estado original, siempre estar谩 todo supeditado a la persona por mucho que usemos aparatos fr铆os y calculadores. Esos aparatos est谩n construidos por hombres y por otras m谩quinas construidas por otros hombres y siempre tendr谩n un margen de error elevado para nuestro universo. Con la entrada del amor la visi贸n de las cosas parece tan clara y di谩fana que la misma luz ciega el entorno y se nos ocultan cosas que siguen siendo reales para nosotros y hay que seguir teni茅ndolas en cuenta. Claro que todo puede ser bueno o malo seg煤n nuestra apreciaci贸n, siempre seg煤n nuestra opini贸n personal. En la ilusi贸n inicial se deja de pensar, se tiene por imposible que la otra persona pueda ser de tal o cual modo. Todo el mundo tiene ganas de ser mejor persona aunque no sea mala persona. Los defectos se mejoran para que la otra persona no pueda detectar cosas que igual ni se entera de que existen. Hay que tener una mente muy objetiva para poder ponerse por encima del sentimiento y saber ver lo que hay en la realidad, de un modo mec谩nico y calculador. Pasar por encima de uno mismo, del ser y estar como humano.

Siente, siente la m煤sica.
Llega hasta dentro. La frecuencia del sonido se pone en contacto con el latido del coraz贸n. Si se tiene un fuerte temperamento, se desecha la m煤sica si no llega hasta dentro, si no se acopla al latido. Si se saben vencer las presiones y dejarse llevar, se puede adivinar qu茅 intenci贸n tiene la obra que se est谩 escuchando, se puede incluso sentir, imaginar o recrear al compositor en su mesa o lugar de trabajo o de oraci贸n trayendo a la tierra esas frecuencias desconocidas que pululan por las distintas energ铆as que nos envuelven. No es necesario que esa m煤sica lleve letra para poder recibir el mensaje aunque el compositor desea dejar claro lo que significa su m煤sica y por eso marca o traduce al lenguaje humano el lenguaje divino o universal de la m煤sica a quien unos pocos han colocado un modo distinto de signatura en forma de rayas y redondeles para poder recuperar la misma composici贸n una y otra vez, interpretarla una y otra vez, cada vez con m谩s exigencia, cada vez con m谩s precisi贸n, cada vez con mayor dolor hasta llegar a niveles de paroxismo que devienen en locura y que han obligado a hacer de la m煤sica un objeto en compraventa de int茅rpretes y de obras, algo inexplicable, un instrumento a su vez de selecci贸n para escalar grados imaginarios de riqueza, poder y estatus para ganar respeto y consideraci贸n. Es algo in煤til porque la verdad es que el compositor no desea la perfecci贸n absoluta de sus obras sino que llegue el mensaje. El compositor ha pretendido traer hacia el ser humano algo que el universo ha colocado a su disposici贸n y lo deja ah铆 para que todos podamos disfrutar de ello. En unas ocasiones es el amor, en otras el dolor, en otras la alegr铆a, en otras la adoraci贸n, en otras su propia superaci贸n o su desesperaci贸n. Igual que los compositores - no todos los m煤sicos son compositores - igual intenci贸n tienen el resto de los artistas creativos, no los que simplemente ejercen su arte para satisfacer la codicia ajena y la propia, que eso hay quien lo hace maravillosamente. Un artista puede reflejar su visi贸n de una escena o simplemente la realidad fotogr谩fica de la misma, sea auditiva, visual, t谩ctil, gustativa, etc...

Siente, siente la suavidad.
Parece algo que se deshace entre la piel, parece que est谩 ah铆 presente por el color y la textura pero no existe. Parece que se va a romper, que se deshar谩 entre los dedos o al contacto con cualquier m铆nimo estimulo que la toque. Tan fr谩gil, tan susceptible a los cambios. Posiblemente duradera pero a la vista y al tacto, tan ef铆mera. El roce llena, provoca muchos estados en nuestro cuerpo. Puede provocar lo que se llama dentera, escalofr铆os en nuestra boca, en nuestras enc铆as, un cosquilleo y una alteraci贸n en dientes y muelas que parecen m谩s sensibles al fr铆o, al calor y hacia lo que se est谩 palpando. Los dientes y las muelas tambi茅n son 贸rganos y como tales, tienen nervios y sensaciones protegidos por tejido 贸seo, as铆 que tienen todo el derecho del mundo a enviar mensajes al cerebro y a tener sensaciones. Se alternan las sensaciones de pesadez con las de ardor y las g茅lidas, as铆 como la de parecer que se afilan, que los borden ara帽an los tejidos bucales interiores y que no se soporta el paso de la lengua lamiendo y erosionando esas aristas.
En la piel se eriza el vello, es decir, da una respuesta de protecci贸n hacia la propia piel, advierte de que hay algo que no entiende. Nuestra piel es un 贸rgano sabio y pr谩ctico: no etiqueta, simplemente repele lo que no conoce o no le gusta y da una advertencia. Despu茅s ya est谩 en nosotros el hacerla adaptarse o no, como ocurre cuando ya la palma de la mano o los dedos dejan de rozar. Entonces pasamos a la mejilla. El tacto con la mejilla habla de protecci贸n y seguridad, es una caricia de acogida y cari帽o, que se hace con la palma completa hacia la cara de la persona. Por eso desagrada tanto el pellizco en la mejilla, porque es una provocaci贸n, rompe la seguridad y desequilibra a la persona. El pellizco y las ganas de sonrojar la mejilla o de agarrarla a lo vivo violenta a la persona que lo recibe. En cambio dar la mano y respetar la mejilla o mejor a煤n, cuando ya se conoce m谩s o se hace uso de esa confianza que da la madurez sobre la infancia, simplemente se acaricia la mejilla o el pelo, mientras el receptor lo permita, ayuda a la otra persona a acercarse y tomar partido en la conversaci贸n o la presencia. Qui茅n cuando no ha sentido un tacto dulce como el del melocot贸n, el de la seda, el del algod贸n, no ha ido a pasarlo por su mejilla y ha sentido esa caricia que alguna vez recibi贸 siendo menor. Esa caricia que alguna vez nos llega a todos. En la palma de la mano, mientras tanto, el intercambio de energ铆a produce cierto cosquilleo que deja indefensa a la persona, como si pudieran ver en uno todo lo que lleva en su interior, bueno o malo. En seguida se apresura la persona a cerrar la corriente, apretando las palmas, frot谩ndose las manos o agarrando algo o cruzando los brazos como si la persona que tiene enfrente pudiera verla al desnudo. Pero qu茅 magn铆fico es el poder acudir a la naturaleza, a la inmensidad, levantar los brazos en alto, levantar las palmas hacia arriba, cerrar los ojos, mirar al cielo, dejar que la piel se haga due帽a de la situaci贸n y sentirse inmerso en el universo con la luz solar sobre el rostro o la peque帽a gota de lluvia.

Siente, siente la alegr铆a del color.
Siente tu piel vibrar con la frecuencia de colores que puede tocar y rozar, con el aire azul del emp铆reo que es una gran capa que envuelve tu piel y que la colorea de tristeza a la par que de esperanza y que te hace sentir inmenso, grande, peque帽o pero poseedor de una gran fortuna, siente lo et茅reo de la atm贸sfera, siente la liberaci贸n y la atadura de la propia responsabilidad, siente que es un muro fr谩gil que se rompe porque es de aire y de color, siente el rosa o verdoso de la primavera, el traje de las flores, la ternura de lo m谩s peque帽o y reci茅n nacido, de lo que est谩 blando y f谩cil de agarrar y de coger, lo que es terso, lo que es a veces hiriente y otras ocasiones condescendiente, siente con las nubes amarillentas, grises o azuladas del oto帽o, con el aire limpio del verano, con el aroma n铆veo del invierno. Siente el verde intenso de los pinos y de los abetos, siente el amarillo de las hojas secas, siente el rojo de la sangre y el color suave y morado de la verbena, siente el azul cobalto del firmamento secundado por las manadas de nubes que lo aborregan, siente el color anaranjado de toda presencia, siente el color rosado de la ingenuidad, siente el color azul oscuro del fondo del mar y como te llama para que uno se dirija a 茅l como un medio de caer sin hacerse da帽o, de hundirse y dejarse llevar sin impunidad dado que envuelve y acoge sin miedo, c贸mo el pecho se llena de di贸xido de carbono y se deja de respirar pero da igual porque la enorme tranquilidad que se siente es perfecta y preciosa.

Siente, siente el movimiento de las papilas en tu lengua, en tus enc铆as, en tu paladar. Siente c贸mo los 谩cidos son expulsados de sus gl谩ndulas y acuden presurosos al paso de la comida. Siente c贸mo la lengua revisa cada pedazo de alimento que ha entrado por tu boca. Siente c贸mo en distintas zonas de la lengua, se van adivinando los distintos gustos: 谩cido, amargo, salado, dulce. Siente la calidez o el frescor del alimento. Siente c贸mo va siendo masticado con tu boca y c贸mo empieza a introducirse en la laringe o en el es贸fago. Siente c贸mo va ocupando el espacio al bajar hacia el est贸mago y c贸mo va llenando de calor y saciedad tu vientre. Siente la saciedad y c贸mo el cuerpo va entrando en una fase de sedaci贸n: se tienen ganas de dormir, algo de fr铆o, ganas de reposar. El est贸mago mantiene su calor y el resto del cuerpo entra en un sopor para permitir que la digesti贸n se realice con tranquilidad y sin altibajos ni sobresaltos: nada peor que las excitaciones cuando se acaba de comer. Ni siquiera se ha de leer para no forzar al cuerpo a realizar otra actividad y descentre su trabajo del lugar donde le ocupa. Los alimentos que han pasado por los distintos estadios bucales pueden ser de distintos tipos: duros o blandos o crujientes o pastosos o membranosos o ligeros o suaves o dulces o pesados o livianos o l铆quidos o s贸lidos e incluso gaseosos. Pueden tener un sabor apetitoso o desagradable pero que mezclado con otros alimentos, les d茅 un nuevo cariz. Pueden ayudar a limpiar los dientes, a mejorar la enc铆a o a destrozar la boca y a proporcionar un dolor continuo.

Siente, siente el dolor.
Es un 谩cido que va corroyendo el pecho.
Siente el dolor, siente la presi贸n en los pulmones, bronquios y garganta sobre todo, el famoso nudo que impide la libre respiraci贸n del aire y que apelotona sentimientos y di贸xido de carbono a la altura de los hombros, bloqueando una v铆a vital de energ铆a y de limpieza interior. Siente la amargura, se va paseando por todo el cuerpo. Siente el dolor. Es constante a la altura de los bronquiolos. Es una serpiente, se anuda en la laringe. Ahoga pero a la vez permite el paso del aire, no puede asesinar porque ser铆a su propio fin, necesita de la simbiosis con el sujeto a quien martiriza, es un ser pasivo y absorbedor. Desespera, se sabe que se pierde un hilo, una cuerda desaparece de uno mismo, est谩n arrancando el coraz贸n del pecho con una cuerda, con unas tenazas enormes y fr铆as de metal o de madera y lo estrujan al coraz贸n y lo meten de cuajo entre las costillas y los pulmones ah铆 escondido.

Siente la desesperanza c贸mo se aferra en ti.
Siente la ruptura, siente el martillo cayendo sobre la mesa con la forma de cristal en la parte superior y siente c贸mo se da el golpe que no se ha querido recibir, que no se ha querido ver, que no se ha querido escuchar. Y siente el impacto, la vibraci贸n, el movimiento y el ver aparecer las grietas en la superficie del cristal, mira c贸mo corre y c贸mo se huye ante lo evidente, ante la decisi贸n tomada que no le implica a uno pero que llena al otro, siente como las piernas se paralizan, las manos se paralizan, el cuerpo no quiere rendirse a la evidencia, el coraz贸n enga帽a, la piel renuncia a sentir y el cuerpo da un giro tremendo ante lo que es evidente. El hielo se materializa en el cerebro.

Siente el deseo en la parte inferior.
Siente c贸mo quiere vivir. Siente c贸mo pide caricias, c贸mo env铆a al cerebro im谩genes, lo que quiere ver, ese cuerpo desnudo, esa piel inocente, quiere ese beso, quiere a esa persona. Manda im谩genes err贸neas para hacer caer al sujeto al que esclaviza porque quiere que se le atienda y quiere sobrevivir. Se pone por encima. Sabes que todo 茅sto es il贸gico y se estudia el por qu茅. Se est谩 en un momento de cambio, no es normal en ese momento lo que est谩 ocurriendo. Esto pertenece al pasado, ya no es de la persona. La persona ya debe tirar cerebralmente para delante con las cuerdas de la
vida. No ha de ser una adolescente de cuarenta y tantos a帽os sino una persona de cuarenta y tantos a帽os. Ha de ver todos estos procesos como algo vulgar y cotidiano en la vida y no sentirlos ni escribir sobre ello sino pasar por encima y pisarlos, negarlos, a fin de cuentas son impulsos adolescente que en la vida diaria s贸lo aturden y hacen perder el tiempo y no se est谩 para subidas hormonales y para perdidas de tiempo. Siente. Siente como se va apagando la vida y la juventud que a煤n quiere vivir dentro de uno porque sabe que no es normal. Es hora de envejecer y amargarse, de matar lo que sale de dentro o usarlo solamente para ganar dinero y aprovecharse de los dem谩s.

Se da el salto y se pasa de todo.

Se sigue trabajando. Se sigue escribiendo. Se siguen desarrollando estrategias para ganar dinero y triunfar y ser lo m谩s de lo m谩s para los dem谩s.

Mejor deja por fin de ser uno mismo. No vale para nada. Y el amor... es de ilusos.

Pero el mundo necesita a los ilusos tambi茅n para seguir girando.

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