He mirado al cielo esta noche,
sorprendida por los gritos de los cuervos,
rayas rojas como cicatrices frescas en un cuerpo mutilado,
nubes negras huyen como humo sobre piel quemada,
pero, no había olor,
no había ruido, cuando los cuervos se posaban
Una reflexión del mundo, éste cielo,
su corazón herido marcada y sangra todavía,
no luna brillaba dulcemente,
no canción disminuía el dolor,
un viento silencioso ahuyenta las nubes,
como moscas golosas fuera de las heridas,
la oscuridad invasora tapa el cuerpo,
enterrándolo profundamente,
y no lo encuentra jamás,
y no lo ve jamás,
El crimen fue cometido en secreto,
pero lo sabemos todos, nos quedamos quietos,
envuelvemos el corazón en silencio tierno,
en olvido dulce,
aflijámonos, lloremos,
tratemos de reanimar el corazón muriendo
con alegría y risa,
con una buena acción,
como nuestra madre nos enseñaba,
podemos hacer algo más?
Nos despertamos mañana,
veremos el cielo azul, el sol sonriendo,
olvidado el corazón herido,
bien escondido de un vestido nuevo y limpio,
el cielo es el mismo y siempre cambiando,
como nuestras vidas,
y el corazón herido
está latiendo todavía

Sydney Krivenko 2006