Trina y Marisela se encontraron en el cruce de una esquina
Marisela es una dama casada, entrada en los treinta con aires de remilgada. Y Trina a sus veinticinco desbarata ambientes tristes y los cambia por espacios placenteros.
El encuentro entre las dos fue abrupto porque Marisela estaba enterada que Trina le robaba el marido. Se escucharon
reclamos a grito herido y los naturales epìtetos de golfa,
robamaridos, barragana, etcètera; ardieron en la esquina con
conato de incendio. Entre la maraña de insultos el hervor de
la sangre le dio impulso a Marisela para lanzarle una bofetada a Trina; lo que desatò una batalla campal ardua
de proporciones napoleònicas. El atuendo descomplicado de Trina le jugò una mala pasada, tropezò con sus tacones de diez centìmetros y empujada por su rival se fue de bruces
en una enorme caneca de basura; que desde hace tiempo la empresa del aseo habìa colocado en ese sitio.

Instigada por sus vecinas que contemplaban el pleito y lo animaban con abucheos, Marisela rasgò con saña la minifalda de Trina trayendo desgarrada entre sus dedos la diminuta tanga. En la escena del duelo femenil, el impactante trase-ro de Trina, relataba con expresiones impùdicas las causas y consecuecias que arrojaba el ruidoso pleito.