Guillermo de Aquitania martiriza el laúd
y sigue la rúbrica de la espada,
poesía que galopa en época medieval;
sus bermejas botas de cordobán
tintineando las tildes en francés
dirigen los versos hacia el Oriente.
Un poeta hipocondríaco
hijo de esta época de incertidumbre,
nostálgico lamenta el fin de la caballería
la brújula no señala ningún Oriente
y para resistir los fragores del frente oriental
donde cabalgan gorgonas sobre acorazados terrestres
escoltadas por el balcánico fantasma,
orna de lujo la imaginación
sombrero de hongo,
arco iris bordeando la cabeza
finísimo trazo de peyote
que fortalece el canto del pájaro;
águila caída del friso azteca
sentado frente al ciberespacio
cuenta los mensajes guardados en el celular
una taza de café colombiano
evoca montañas y valles floridos
inyección de cafeína
recarga la eléctrica corriente del poema
circundando los encajes que ornan el rosetón,
a través de esa claraboya puede ver la gesta
que entretiene a la Edad Media;
poema épico escrito por la daga
manejada con la destreza de los mandobles
esgrimidos por el príncipe de Aquitania.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia