En las calles de una noche oscura nadie sabe qué puede pasar.
Fantasmas bailan y hadas reúnen polvo de mar.
Mía tenía quince años cuando murió.
Era una noche oscura y nada pasó.
A las once solo sombras quedaban caminando.
Mía era una sombra también, pero no sé que estaba buscando.
Sin embargo, sé que descubría -
la pala de un cuchillo negro que la vida le detenía,
Mía aún no sabe de quién era aquel cuchillo mortal.
Si no quisiera cerrar aquel portal...
Pero ya sabe que está muerta
y su muerte era cierta.
Ahora es una fantasma,
sin memoria y sin casa,
solo recordando el cuchillo negro de su muerte,
una fantasma que maldice su suerte,
llamándola y tonta y torpe y toche,
una fantasma que deambula la oscuridad de la noche.
Aparece en las noches de cobre.
Si la encuentras te pregunta su nombre.
Si le contestas te deja en paz.
Si no, tus memorias olvidarás.
Si recuperarlas alguien intentaría
solo va a recordar el cuchillo negro que mataba a Mía.