(A Pablo y Daniel, mis hijos amados)


Cómo duele el viento cuando cae a deshora,
justo cuando camino a la orilla del recuerdo.

Reniego del tiempo…

Cómo avanza la noche cuando despliega
su mano la oración que te nombra.

Condeno el vuelo de los pájaros…

Cómo se hace fantasma el vuelo rasante de una gaviota
que grita tu ausencia justo cuando caes a mi memoria.

Reniego del silencio…

Cómo callar tu nombre que se parece a otros nombres.

Cómo duelen las sombras justo cuando asoma la tarde
que se parece a otras alborotadas tardes...

Condeno y reniego de la palabra ausencia…

Cómo puedo callarme
cuando camino cada vez más distante...

Entonces se acerca esta rabia
y reniego del tiempo, del vuelo de los pájaros
y condeno al silencio, quiero las voces…

Y confieso un nuevo credo
que te nombre hasta cansarme...

Cómo puedo callarme, amor mío,
si no acierto la gracia de recoger nada más
que las horas que se parecen a los pájaros,
a los niños ajenos, a todo el maldito tiempo ...

Puedo callarme, dime, puedo callarme acaso?

Y repito tu nombre que se torna plegaria
Para no permitir que esta ausencia…

Tú ya sabes, no me gusta la lluvia,
prefiero, hijo mío, correr tras el viento...

FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada