Quisiera convertirme en picaflor travieso
y que tu cuerpo sea un hermoso jardín,
revolotear buscando donde dejarte un beso
tratando de que sea en tus labios carmín.

Quisiera, vida mía, ser como un ave en vuelo,
llevarte hasta las nubes para hacerte soñar
y cuando te despiertes te sientas en el cielo
con cada beso mío que te voy a entregar.

Quisiera yo, del mar, ser las contínuas olas
y seas, vida mía, la arena vesperal
para que mis caricias nunca se queden solas
y lleguen a tu cuerpo de manera total.

Quisiera ser el viento que llegue a tus cabellos
en las noches de luna cuando te voy a ver
y en forma delicada poder jugar con ellos
el juego que se llama: Caricias por doquier.

Quisiera ser el agua de un límpido arroyuelo
y que tus piesecitos vayas a refrescar,
logrando así el descanso y logrando el consuelo
al sentirse cansados de tanto caminar.

Quisiera, vida mía, también ser jardinero,
llevarte muchas flores de mi jardín de amor,
con cada una de ellas decirte que te quiero
para así tener vida de alegría y color.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 17/09/05