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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2007-09-16 | [This text should be read in espanol] |
APORTE DEL CRISTIANISMO A LA MUJER
Una inspecci贸n sobre la mirada y la contribuci贸n de la religi贸n cristiana al papel femenino en la historia. Un breve exordio: Como algunos sabr谩n provengo del cristianismo(*) pero, a esta altura de mi vida, s贸lo adhiero desde lo filos贸fico, esto es con su pr茅dica dominante de amor al pr贸jimo, de ayuda a los necesitados m谩s all谩 de su pertenencia o no a la fe, de su sentido de hermandad como igualdad entre los hombres. En ello estoy en un ciento por ciento de acuerdo. Desde luego, no es moneda corriente pero, hablando desde el ideal, me parece una tendencia maravillosa. Digo esto para que se sepa que no me mueve un inter茅s personal para la hechura de este trabajo; la raz贸n ha sido este encuentro con una mirada que no hab铆a vivido antes, con una cita incluida por Foucault para una de sus conferencias que me movi贸 a profundizar, a ver algo m谩s que la superficie. (*) Ver mi portal 鈥淐贸mo veo a DIOS鈥 鈥 http://para-dios.blogspot.com - La idea de escribir este brev铆simo ensayo naci贸 de manera simult谩nea a la lectura del texto que se expone algo m谩s abajo. Se trata de un pasaje de la clase dictada por Michel Foucault, el 22 de enero de 1975, en el Coll茅ge de France y recogida en el libro 鈥淟os anormales鈥. All铆, luego de exponer las pericias realizadas sobre un caso conocido con el nombre de 鈥渉ermafrodita de Rouen鈥 y hecho p煤blico por los escritos de uno de los m茅dicos intervinientes, J. Duval, se transcribe de manera informal el pensamiento de este perito en cuanto a la falta de un discurso apropiado para abordar la sexualidad femenina, acompa帽ado de su punto de vista (el de Duval) respecto de la influencia positiva sobre la visi贸n hac铆a lo femenino que habr铆a impulsado la aparici贸n en escena de la Virgen Mar铆a. El texto es el que sigue: Ahora bien, Duval no s贸lo hace eso, sino que teoriza el discurso m茅dico sobre la sexualidad. Y dice lo siguiente. En el fondo, no es de sorprender que los 贸rganos de la sexualidad o la reproducci贸n jam谩s hayan podido nombrarse en el discurso m茅dico. Era muy l贸gico que el m茅dico vacilara en nombrar esas cosas. 驴Por qu茅? Porque es una vieja tradici贸n de la Antig眉edad. Puesto que en ella las mujeres eran seres particularmente despreciables. Las mujeres de la Antig眉edad se comportaban con semejante desenfreno, que era muy l贸gico que alguien que era maestro del saber no pudiese hablar de sus 贸rganos sexuales. Solo que, dice Duval, lleg贸 la Virgen Mar铆a que 鈥渓levaba a nuestro Salvador en su seno鈥. A partir de ese momento, se instituy贸 el 鈥渟agrado matrimonio鈥, todas 鈥渓ubricidades llegaron a su t茅rmino鈥 y 鈥渟e erradicaron las viciosas costumbres de las mujeres鈥. De ello se deducen unas cuantas consecuencias. La primera es que 鈥渓a matriz que antes era principalmente censurada en la mujer鈥 debe reconocerse ahora como 鈥渆l templo m谩s digno de amor, augusto, santo, venerable y milagroso del universo鈥. En segundo lugar, la inclinaci贸n que los hombres tienen por la matriz de las mujeres dej贸 de ser ese gusto por la lubricidad, para convertirse en una especie de 鈥渟ensible precepto divino鈥. Tercero, el papel de la mujer, en general, se torn贸 venerable. A partir del cristianismo, se conf铆an a ella la custodia y la conservaci贸n de los bienes de la casa y su transmisi贸n a los descendientes. Otra consecuencia m谩s o, mejor, consecuencia general de todo lo anterior: en lo sucesivo y dado que la matriz se ha convertido en ese objetivo sagrado, en el momento mismo y por el hecho de que la mujer fue sacralizada por la religi贸n, el matrimonio y el sistema econ贸mico de transmisi贸n de los bienes, es necesario conocer esa matriz. 驴Por qu茅? En principio, porque esto permitir谩 evitar muchos dolores a las mujeres y sobre todo impedir que muchas de ellas mueran en el parto. Y Duval dice, en un c谩lculo que, desde luego, es completamente delirante: todos los a帽os hay un mill贸n de ni帽os que podr铆an venir al mundo si el saber de los m茅dicos fuese lo suficientemente elaborado para atender como es debido el parto de sus madres. 隆Cu谩ntos ni帽os no vieron la luz y sus madres est谩n muertas, encerradas en el mismo sepulcro, a causa, dice, de ese 鈥渧ergonzoso silencio鈥! Podr谩n ver como en este texto, que es de 1601, se articulan uno sobre el otro el tema de la sacralizaci贸n religiosa y econ贸mica de la mujer y un tema que es ya de los mercantilistas, el tema estrictamente econ贸mico de la fuerza de una naci贸n, que est谩 ligada al tama帽o de su poblaci贸n. Las mujeres son preciosas porque reproducen; los ni帽os son preciosos porque representan una poblaci贸n, y ning煤n 鈥渧ergonzoso silencio鈥 debe impedir conocer lo que permitir谩 justamente salvar esas existencias. Duval escribe: 鈥淥h crueldad, oh gran desdicha, oh suprema impiedad de reconocer que tantas almas, que deber铆an tener acceso a la luz de este mundo [...], no piden m谩s que un dispositivo de nuestra parte鈥. Ahora bien, carecemos de 茅l a causa de palabras que 鈥渁lgunos califican [de] acariciantes, las cuales podr铆an inducir a la lubricidad鈥, lo que es una muy 鈥減obre respuesta como contrapeso de tantos males y tan grandes inconvenientes鈥. Creo que este texto es importante porque en 茅l tenemos, de hecho, no s贸lo una descripci贸n m茅dica de los 贸rganos de la sexualidad, una descripci贸n cl铆nica de un caso particular, sino tambi茅n la teor铆a del antiguo silencio m茅dico sobre esos 贸rganos y la de la necesidad actual de un discurso expl铆cito. Los anormales, de Michel Foucault 鈥 P谩g. 76 y 77 Tercera reimpresi贸n, 2006 鈥揊ondo de Cultura Econ贸mica. Los p谩rrafos que dicen: ... lleg贸 la Virgen Mar铆a que 鈥渓levaba a nuestro Salvador en su seno鈥. A partir de ese momento, se instituy贸 el 鈥渟agrado matrimonio鈥, todas 鈥渓ubricidades llegaron a su t茅rmino鈥 y 鈥渟e erradicaron las viciosas costumbres de las mujeres鈥, me permitieron vislumbrar algo que nunca antes hab铆a percibido sobre nuevas formas de ver el papel de la mujer a la luz del mensaje de los evangelios por la inclusi贸n y tratamiento dado a la figura de Mar铆a. Recib铆 as铆 los primeros indicios para trabajar en la hip贸tesis de que la mujer que conocemos como la Virgen Mar铆a haya resultado ser una gu铆a para el cristianismo sobre c贸mo, a partir de ella, deber铆a evaluarse a las mujeres en general. Como ya muchos alegar谩n, es altamente probable que esta situaci贸n no se haya plasmado de inmediato o pudiera encontrarse parcialmente pendiente de aplicaci贸n hasta hoy d铆a. No es el tema al que apunto. S贸lo digo que los postulados est谩n desde el principio. Cuando se leen los evangelios, dado que el personaje central es Jes煤s, solemos recluir a un segundo plano a los otros actores. Si desistimos de esta tendencia podemos advertir para el caso de Mar铆a, que la misma ocupa un lugar, un se帽alamiento, una actividad que es destacada de manera equilibrada, sin opacar la figura de Jes煤s, propici谩ndole un marco de importancia, un espacio cercano y digno de atenci贸n, augur谩ndole un futuro en la conformaci贸n de la iglesia cristiana. Desde el mismo inicio del evangelio de Mateo, por ejemplo, se relata su embarazo milagroso con un respeto que sorprende por tratarse de una mujer soltera y jud铆a que, ante tal situaci贸n, hubiera podido ser v铆ctima de un terrible destino. Al respecto, recordemos el episodio sobre el intento de lapidaci贸n a una ramera que aparece en algunas versiones del evangelio de Juan (8:1-11). Sin embargo, el desarrollo de la historia del embarazo de Mar铆a exalta la intervenci贸n divina en los sucesos, llev谩ndolo todo a un final sereno donde ella es valorada doblemente: como portadora de un ser divino y como elegida para ello. Esas son las razones que aceptar谩 su prometido: 鈥淐uando Jos茅 despert贸 del sue帽o, hizo lo que el 谩ngel le orden贸, y tom贸 a Mar铆a por esposa. Y sin que 茅l antes la conociese, ella dio a luz un hijo, al que Jos茅 puso por nombre Jes煤s鈥 (Mt 1:24,25). M谩s adelante, en Mateo 2:10,11, en el pasaje conocido como 鈥淟a adoraci贸n de los magos鈥, se lee: 鈥淐uando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho. Luego entraron en la casa, y vieron al ni帽o con Mar铆a, su madre; y arrodill谩ndose le rindieron homenaje鈥. Aqu铆 se aprecia como el autor incluye a Mar铆a en la descripci贸n, cuando bien pudiera haberla omitido. Pero, de este modo, est谩 resaltando la importancia de que se encuentre al lado de Jes煤s. En varios pasajes subsiguientes se reafirma esta condici贸n cuando dice: 鈥淟ev谩ntate, toma al ni帽o y a su madre鈥 (Mt. 2:13, 20, 21). El autor parece querernos decir que en el plan divino cuentan el ni帽o y la madre. En Lucas 2:34,35, vemos que es a Mar铆a a quien Sime贸n le informa sobre la importancia de su hijo y de c贸mo la vida de 茅l afectar谩 la de ella, dici茅ndole: 鈥淓ste ni帽o est谩 destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten... todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma鈥. El mismo autor en 2:48 pone en boca de Mar铆a el llamado de atenci贸n dirigido a un Jes煤s de doce a帽os al que no encontraban y que hallaron, finalmente, en el templo: 鈥淗ijo m铆o, 驴por qu茅 nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia鈥. Y, luego, cierra el conjunto de relatos sobre el nacimiento, ni帽ez e infancia de Jes煤s con esta reflexi贸n sobre Mar铆a: 鈥淪u madre guardaba todo esto en su coraz贸n鈥 (Lc 2:51). El evangelio de Juan muestra que el rol de Mar铆a no acabar谩 al morir Jes煤s. Ser谩 su propio hijo quien le informe esta continuidad de su vida despu茅s de 茅l: 鈥淐uando Jes煤s vio a su madre, y junto a ella al disc铆pulo al que 茅l quer铆a mucho, dijo a su madre: - Mujer, ah铆 tienes a tu hijo -. Luego le dijo al disc铆pulo: - Ah铆 tienes a tu madre -. Desde entonces, ese disc铆pulo la recibi贸 en su casa鈥 (Jn 19:26,27). Y al iniciarse el libro de los Hechos de los Ap贸stoles se le observa reunida con algunos de ellos y unas mujeres, orando (Hch 1:14). Este papel, mejor dir铆a este espacio de preferencia ofrecido a la mujer llamada Mar铆a, madre de Jes煤s, y en ella a la mujer en general, no tiene antecedentes dentro de la Biblia si lo confrontamos con el 煤nico caso que podr铆a servir para tal comparaci贸n, la vida del fundador del juda铆smo, Mois茅s. La lectura ofrecida por el libro 脡xodo sobre el nacimiento de Mois茅s es m谩s que breve. Baste ver que en un s贸lo cap铆tulo, el segundo, se describe el casamiento de un hombre y una mujer, ambos de la tribu de Lev铆, de quienes nacer谩 Mois茅s, que a los tres meses es arrojado al r铆o Nilo en una canasta de juncos, para ser recogido por una princesa egipcia que lo adoptar谩; m谩s tarde, ya adulto, mata a un egipcio y huye al desierto de Madi谩n, donde conoce a quien ser铆a su suegro Reuel, el cual le da por esposa a una de sus hijas, S茅fora. Salvo para el caso de S茅fora y de Reuel (茅ste 煤ltimo personaje aparece con otros dos nombres Jetro 鈥撁墄odo 3:1- y Hobah 鈥揓ueces 4:11), no se cita el nombre de su madre ni de su padre, como tampoco el de su hermana y de la princesa egipcia o el de fara贸n. Tampoco hay alguna descripci贸n minuciosa sobre ellos. Como pueden apreciar aquellos que hayan le铆do la Biblia, la diferencia de tratamiento narrativo de ambas historias (Evangelios - 脡xodo) es notable. Su lectura nos permite visualizar qu茅 es lo central para los redactores de los escritos. Vemos as铆 que el escritor de 脡xodo, a trav茅s de lo expuesto en el segundo cap铆tulo, quiere ser breve para poder encaminarse, lo antes posible, hacia la tarea, los hechos del Mois茅s adulto. Por eso s贸lo informa su origen tribual, c贸mo se salv贸 de la muerte siendo arrojado a las aguas del Nilo, su primer contacto con sus hermanos hebreos y su huida al desierto, escenario que terminar铆a siendo su 谩mbito natural de desenvolvimiento. Pero esa descripci贸n tambi茅n tiene otra raz贸n para su brevedad y su contenido. Hay algo m谩s: El escritor del cap铆tulo II de 脡xodo no puede ser ajeno a su 茅poca. Viene aqu铆, muy a cuento, repetir un pasaje del texto de Foucault ya citado: 鈥淓n el fondo, no es de sorprender que los 贸rganos de la sexualidad o la reproducci贸n jam谩s hayan podido nombrarse en el discurso m茅dico. Era muy l贸gico que el m茅dico vacilara en nombrar esas cosas. 驴Por qu茅? Porque es una vieja tradici贸n de la Antig眉edad. Puesto que en ella las mujeres eran seres particularmente despreciables鈥. Cada cual tendr谩 su punto de vista sobre el grado de exactitud que corresponda a la frase 鈥渆n ella (en la Antig眉edad) las mujeres eran seres particularmente despreciables鈥. No obstante es innegable que el papel y los derechos de la mujer, la mirada sobre ella durante la mayor porci贸n de la historia de la humanidad, no ha estado en un marco de igualdad con el hombre, sino m谩s bien en un segundo plano o menor. Y en el Antiguo Testamento, y a modo de ejemplo, podemos leer un pasaje de los conocidos Diez Mandamientos que parecer铆a mostrarnos esta tendencia a dar un segundo plano a la mujer. Transcribo 脡xodo 20:17 (20:14 en las Biblias Hebreas): 鈥淣o codiciar谩s la casa de tu pr贸jimo, no codiciar谩s su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca鈥. N贸tese que all铆 se ordena no codiciar, m谩s exactamente 鈥渘o querer apropiarse鈥 de las pertenencias, de aquellas 鈥渃osas鈥 que son propiedad del otro, siendo ese otro un hombre. Obs茅rvese que entre: la casa, los esclavos, el buey, el asno, y cualquier otra 鈥渃osa鈥, 鈥減ertenencia鈥 de otro hombre, se incluye a la mujer. No es para alarmarse. No hay que poner el grito en el cielo porque uno de los mandamientos incluya esta forma de clasificaci贸n donde la mujer forma parte del inventario de un hombre. Ha sido as铆, como fue dicho, como Foucault t谩citamente reconoce, a lo largo de la historia, en todas las culturas, por siglos y siglos. Cualquier historiador, cualquier lector entusiasta de la historia, puede reconocerlo. Ni que decir lo que puedan pensar al respecto los integrantes de alg煤n movimiento feminista. Pues bien, esta circunstancia, esta forma de ver, es la que inclina al escritor de 脡xodo a centrarse en el hombre, el l铆der, Mois茅s. Pero, volviendo a nuestro tema, esta cuesti贸n del tratamiento peculiar que la mujer llamada Mar铆a, madre de Jes煤s recibe, no se acota en la comparaci贸n precedente Mois茅s y Jes煤s. Tampoco quiere la cita de ese ejemplo, implicar alg煤n grado de desvalorizaci贸n sobre el inmenso valor que la figura de Mois茅s representa y que de ning煤n modo es tema de discusi贸n. En otros t茅rminos: no debemos pasar por alto que el esmero puesto de manifiesto por los escritores de los evangelios para exaltar con cuidado y equilibrio la figura de la Virgen Mar铆a, no es materia com煤n al relato de otros nacimientos de l铆deres, de otras historias de personajes trascendentes, reales o no. Y pasar茅 a otro ejemplo. Si tom谩ramos el texto del Budacarita sobre el nacimiento del fundador del budismo, Sidarta Gautama, observaremos que su madre, Maya, es nombrada pocas veces, s铆 con respeto por su misi贸n (traer a Buda al mundo), pero r谩pidamente sale de escena, muere y es reemplazada en el cuidado del ni帽o por su hermana. Pero tampoco ella jugar谩 un rol, ser谩 s贸lo una menci贸n m谩s. De inmediato se inicia la historia sobre la infancia, desarrollo espiritual y mensaje de Buda. Como vemos el escritor del Budacarita (se presume que fue un tal Asvagosha) se centra en el hombre, en el l铆der de esta historia, Buda. Tambi茅n son escasos los datos sobre Amina, la madre de Mahoma, fundador de islamismo, la que habr铆a muerto siendo 茅l muy peque帽o. Sin embargo, es de destacar que en el Cor谩n se menciona en m谩s de una oportunidad a Mar铆a. Nada se sabe respecto de la madre de Lao Tse o de Gilgamesh. Tal c贸mo indirecta y brevemente se帽ala Foucault en su texto y como hemos visto mediante algunos pasajes de los evangelios, 茅stos presentan un tratamiento hacia Mar铆a que es infrecuente para su 茅poca. Y esto es as铆 no s贸lo sobre la madre de Jes煤s. Tambi茅n se observa en las citas a otras mujeres: Marta (Jn 11:5), la prostituta de Juan 8, Juana y Susana (Lc 8:11), Isabel (Lc 1:57,58), Salom茅 (Mc 16:1) y especialmente Mar铆a Magdalena. Agreguemos tambi茅n que esta actitud no se acota en los Evangelios. En los Hechos de los Ap贸stoles y las diversas Ep铆stolas que integran el llamado Nuevo Testamento, hay aportes que reflejan una consideraci贸n positiva hacia el papel de la mujer en la comunidad. Son muchos y variados los ejemplos que se pudieran citar pero siendo mi prop贸sito incentivar la investigaci贸n y reflexi贸n sobre lo expuesto, me parece propicio recomendar la lectura de un excelente material que encontr茅 en Internet. Se trata de un ensayo titulado 鈥淟a mujer en el cristianismo primitivo鈥, de Rafael AGUIRRE (www.mercaba.org/FICHAS/H-M/724.htm). Ojal谩 que este deseo m铆o se cumpla y sirva para evaluar si este respeto, si este marco de, al menos, mediana igualdad entre hombres y mujeres que se trasluce en algunos pasajes de los Evangelios, en Los Hechos y en varias citas del ap贸stol Pablo a煤n se encuentra vigente, o si necesita ser revitalizado, si es menester que trabajemos diariamente para que mujeres y hombres estemos unidos en un plano de igualdad, integrados a la construcci贸n de un planeta Tierra digno de nuestros ni帽os. Daniel Adri谩n Madeiro Copyright 漏 Daniel Adri谩n Madeiro. Todos los derechos reservados para el autor.
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